martes, 9 de octubre de 2012

The Rolling Stones: 50 años de satánica grandeza.

originalmente publicado en la página www.elfanzine.tv

The Rolling Stones: 50 años de satánica grandeza
Su historia resulta absolutamente reveladora: al analizar el origen de la banda de rock más grande de todos los tiempos, nos sumergirmos de lleno en la historia de un grupo de individuos que desde el comienzo antepuso el espíritu y esencia del rock and roll por encima de todo, logrando convertirse en la agrupación más longeva y exitosa de toda la historia de la música.

Por: Juan Pablo Castañeda // @phantomsoda

 Con más de 200 millones de discos vendidos, diez giras mundiales a los largo de cinco décadas abarrotando recintos en todos los continentes, sumado a más de 400 canciones editadas al público, además de innumerables escándalos y peleas, los Stones continúan representando como nadie la actitud rebelde, descarada y contestataria que ha logrado mantenerlos vigentes durante tanto tiempo. Su primera presentación, en el Marquee Club de Londres el 12 de Julio de 1962, introdujo a una versión bastante distinta de la banda, ya que de aquella primera aparición restan solamente Mick Jagger y Keith Richards como miembros fundadores de la agrupación. La leyenda cuenta que se les invitó a cubrir como invitados a un grupo que había cancelado de último momento. Las cosas sucedieron tan súbitamente que ninguno de los miembros había pensado en un nombre aún. Cuando el entonces guitarrista Brian Jones habló al periódico Jazz News para promocionar su presentación, le preguntaron cómo quería que los anunciaran y su reacción inmediata fue voltear a ver una de las canciones del LP, The Best Of Muddy Waters, que tenía a su lado y pronunciar a través del auricular las palabras: ‘Rollin’ Stone”’ (la ‘g’ y el ‘The’ serían añadidos posteriormente).

 Basándose en la clara influencia de artistas como Buddy Holly y Chuck Berry, comenzaron haciendo covers de temas clásicos del blues y R&B norteamericano sin siquiera imaginar por un momento la influencia que comenzarían a tener, logrando un sonido refrescante que poco a poco les comenzó a abrir las puertas hacia el éxito. Al firmar su contrato en Decca Records, y con la incursión de quien fungiría como baterista por el resto de su existencia -Charlie Watts-, los Rolling Stones se convirtieron en el estandarte de una generación que buscó desde entonces crear controversia y adoptar una actitud completamente retadora hacia el status quo que imperaba en la década de los 60’s. Consagrados como indudables estrellas de rock, se asociaron en los años siguientes con el productor norteamericano Jimmy Miller, con lo que lograron una alianza de proporciones extraordinarias, logrando durante este periodo lanzar los discos que a la fecha son considerados como los más grandes dentro de su carrera, y sin duda de los más importantes dentro de la historia del Rock & Roll: ‘Let It Bleed’ (1969), ‘Sticky Fingers’(1971), y ‘Exile On Main St.’, considerado por muchos su obra maestra (1972). Durante este tiempo la banda superó la fuerte crisis que originó el asesinato de varios fans a manos de los Hell’s Angels durante una presentación en el festival de Altamont, así como la misteriosa muerte de Brian Jones a unos meses de dejar el grupo. Sin embargo, la incursión de Ronnie Wood como nuevo guitarrista logró darle a la banda su formación casi definitiva.

 Durante las décadas siguientes, los Stones hicieron de todo menos dar señales de querer perder su espíritu rebelde y su capacidad para adaptarse a cualquier moda o tendencia musical que se impusiera en el planeta. Aunque los 70’s y 80’s estuvieron llenos de altibajos, tanto en su vida personal como en su éxito comercial, la banda jamás tiró la toalla y continuó haciendo música casi obligadamente. Ni los excesos y las drogas, o los pleitos constantes entre el guitarrista y el vocalista por el control absoluto del grupo, pudieron acabar con la mística conexión que los había unido desde un principio.

 A 50 años de haberse presentado por primera vez, la banda se juntó hace unos días de nueva cuenta, para una emblemática sesión de fotos en el legendario club Marquee. Aunque admiten que si supieran la fórmula de su éxito la mandarían embotellar, lo cierto es que con verlos juntos a tantas décadas de haber empezado a tocar juntos, el motivo por el que no se separaron resulta claro: esa actitud rebelde, esa sensualidad y discurso insolente jamás se fueron.


 Podrán ser considerados adultos entrando casi a la tercera edad, pero su energía y vibra musical se percibe sin duda más fuerte que la de cualquier otra banda que esté comenzando a tocar.

sábado, 5 de mayo de 2012

Metaficción al vapor.

Disclaimer: Cuento escrito en 20 minutos que aborda la metaficción, como ejercicio para la maestría en narrativa y producción.


Preso...


Tomé la hoja y comencé a escribir las formas en las que podía escapar de aquí. Había hecho la prueba trazando en las paredes grises, idea sencillas y de alguna manera las cosas tenían más sentido. Había empezado a recuperar la cordura, ya que los primeros seis meses en esta fría celda habían sido como seiscientos años para mí. No sabía porque estaba encerrado, no sabía si la lucha en la calles aún continuaba o si siquiera alguien se acordaba porque había empezado este conflicto. Desde la celda de esta carcel escuchaba a diario bombardeos continuos, explosiones lejanas y todo tipo de disparos que algunas veces alcanzaban a golpear las enormes murallas del complejo en el que estaba aprisionado. Recordaba poco de porque las cosas se habían puesto tan mal. Demasiado descontento social, muy pocas formas de reaccionar. Tomamos la calles y todo terminó se salió de control. Los pocos que sobrevivimos fuimos encerrados y callados para siempre, o al menos eso es lo que creyeron.
No había manera de comenzar a discernir lo que era real de lo irreal, tal vez la falta de luz o la poca comida que recibía cada tercer día habían hecho que comenzara imaginar situaciones que solo eran posibles dentro de mi cabeza, pero sabía que esa noche algo había sido distinto. La noche en que las explosiones no cesaron ni un instante, fue el momento en que tracé la palabra “SILENCIO” enorme con una pequeña piedra sobre uno de los muros de mi celda. En el momento que terminé de escribir, las explosiones cesaron. Silencio total. Como si de alguna manera hubiera sido yo de manera escrita quien hubiera comandado el cese del fuego desde mi fría habitación, la palabra se quedó iluminada a la luz de la luna y yo en una esquina me quedé en silencio, satisfecho de haber logrado algo. ¿Había sido real?
Durante las pocas horas a la semana en las que lograba convivir con otros rehos, contaba mi historia con gran orgullo. Sin embargo en un lugar donde la locura era el estatus normal de cualquier individuo, mi anécdota era de las más cuerdas dentro de esa oscura prisión. Esa noche que regresé a mi celda comencé a trazar una estrategia que podría fin a la guerra, el asesinato de líderes corruptos y autoritarios, el  lento regreso a una vida civilizada y justa para todos. Sueños que se antojaban imposibles desde donde estaba.
Pero todo comenzó a tener sentido a medida que pasaban los días. Todo empezó a volverse real, todo era verdad. Mediante algunos guardias nos enterábamos que las cosas empezaban a salirse de control para el régimen que nos había encerrado aquí. Líderes comenzaban a ser asesinados, movimientos insurgentes volvían a cobrar fuerza y de alguna manera la esperanza comenzaba a resurgir incluso en los que nos encontrábamos en la oscuridad total. Tomé la decisión de no confiarle a nadie que yo había sido en realidad quien había “ejecutado” desde mi celda todas esas acciones que parecían imposibles, pero que desde que habían sido escritas por mí se habían cumplido al pie de la letra. Mi celda se había vuelto poco a poco un mural lleno de grafítis que detallaban de manera precisa todo lo que había sucedido con el conflicto armado que aún se libraba en las calles. Era mi revolución, mi revolución personal desde este hoyo.
Fue una noche en que se reportaron disturbios en varios bloques, que encontré a una de los guardias inspeccionado a detalle mi celda. Parecía impresionado y al mismo tiempo impactado de toda la información contenida en aquellas paredes. Me quedé mudo, sabía que esto era motivo suficiente para que me fusilara ahí mismo. Mis ideas subersivas se habían vuelto realidad y ahora tenía enfrente de mí a alguien que estaba dispuesto a acabar con ellas de tajo. Abrió su abrigo y del interior sacó un pergamino y un pequeño lápiz. Me lo dió y me dijo, “Ten, traza tu revolución en esto y vuélvela realidad”. Se marchó y sonrió con culpa. 
Cuando comencé a escribir en esa hoja la forma en la que el movimiento insurgente tomaría la cárcel y nos liberaría a todos esa misma noche, mi mano comenzó a temblar. En el momento que solté el lápiz una gran explosión se escuchó desde afuera. Eran ellos. Habían llegado. La libertad por fin era nuestra. O quizás solo estaba alucinando.

viernes, 20 de enero de 2012

War Horse o caballito de guerra (una reseña).

"How you doing?"


War Horse (Steven Spielberg, 2011)

por Juan Pablo Castañeda

Llegó lo más reciente de ese maravilloso director que por décadas nos ha dejado boquiabiertos con cada nueva película que presenta. El “Rey Midas de Hollywood”: tener su nombre en los créditos de cualquier producción (ya sea cinematográfica o televisiva) es sinónimo de garantía en entretenimiento y audiencias complacidas alrededor del mundo. Durante el año pasado, el aclamado director de ET no solo se dio el lujo de llevar a la pantalla grande el clásico de las historietas europeas “The Adventures of Tin Tin”(que ya se hizo acreedora a un globo de oro en la última entrega), sino que también se tomó el tiempo de rodar en Europa, contando una historia sobre la Primera Guerra Mundial, que aunque se pasa de melosa y demasiado cursi en momentos, tiene el sello de la casa Spielberg desde las primeras escenas emblemáticas de la rural Inglaterra al sonido del maravilloso “score” del también genio John Williams. ‘War Horse’ tiene sus fallas, pero Spielberg es capaz de poner en el centro de la película a un animal y contar una historia épica que logra trascender cualquier época.

Corren tiempos intranquilos en Inglaterra, la Primera Guerra Mundial está a punto de estallar: la historia trata sobre una pobre familia campesina que está a punto de perderlo todo, decidido a salvar a su familia el padre termina comprando a su propio caballo en un subasta en una lucha de orgullo contra su propio casero. El hijo se vuelve el encargado de criar al animal para poderlo usarlo en la siembra del huerto familiar, una tarea difícil pero que parecen destinados a completar debido a la entrañable amistad que logran entablar el muchacho y el animal. Sin embargo, cuando estalla la guerra todo cambia y el caballo es vendido a los militares. Ahora el hijo hará todo lo posible para pelear en el frente, defender el honor de su familia y país, más con algo de suerte, reecontrarse con su mejor amigo animal.

Es un drama con el sello de la casa Spielberg. El tipo sabe a la perfección como meternos a la historia y hacernos creer que está increíble amistad entre un caballo y un muchacho es en realidad algo que puede existir y que muchas veces puede dar ilusión y esperanza dentro de un ambiente tan crudo y áspero como es el de la guerra. Spielberg sabe a la perfección contar relatos de guerra: “Saving Private Ryan” continua siendo a estás alturas una barra que no ha podido ser pasada por nadie aún. Escenas como estás no se muestran con tanto grado de violencia en “War Horse” sin embargo las escenas son tensas y nos llevan de lleno a sentirnos atrapados en el frente de guerra sin ningún lugar al que poder ir.

Spielberg sabe que el caballo en su historia es un “Gran Turista”, en un circo sin sentido que parece ser está guerra. El animal logra pasar de un lado a otro del frente gracias a su excelente condición física e inteligencia. A través de la visión de una criatura inocente, el director trata de buscar sentido a un enfrentamiento físico que parece no tener motivación alguna entre los mismos soldados que la están luchando. Las sub tramas que se desarrollan a través del viaje de Joey (curioso nombre para un caballo en mi opinión) son igual de estremecedoras y reales que la historia principal: uno siente por está gente que de la nada ha sido arrastrada a un conflicto bélico con el cual no tienen ni un poco de simpatía.

Lo triste es que War Horse peca de cursi, hay un “prop” u objeto utilizado en la cinta que pasa de mano a mano a través de los años que dura la guerra y jamás sufre un daño (algo que hemos visto contado con mejor maestría en cintas como “El Violín Rojo”), y el hecho de que sepamos que el niño de la granja le jura a su caballo que algún día se reencontrarán hace pensar que Spielberg nos va a contar una historia que nos haga sentir bien sobre lo que significa sacrificar tu vida en nombre de tu familia y amigos desde mucho antes que rueden los créditos.

Spielberg admite que está es “la película más británica” que ha hecho en su carrera. Esto no se pone a duda, es sin duda alguna un verdadero drama británico (hecho por un judío de Cincinnati, Ohio) que brilla por sus actuaciones (tanto de animales como de seres humanos) y su brillante narrativa, algo anticipable de un monstruo hollywoodense como lo es Steven Spielberg. En general, recomendable para toda la familia, pero avísenme cuando Spielberg quiera contarnos algo más del estilo de “Private Ryan” pero ambientando en la también impresionante y violenta Primera Guerra Mundial.