miércoles, 2 de marzo de 2011

La distancia recorrida por Blur.


¿Qué es lo que de verdad motiva una reunión dentro de una banda? ¿Se trata de una forma generar dinero aprovechándose de la melancolía de sus fans? O quizás, simplemente una necesidad de sentir esa comunión que se logra cuando cuatro amigos se juntan para hacer lo que nacieron para hacer juntos, deleitando a toda una nación con su música, que de paso logró marcar de forma significativa a toda una generación.

Este es el preámbulo de ‘No Distance Left to Run’, el documental realizado por Dylan Southern y Will Lovelace que fuera lanzado en Febrero del año pasado en Inglaterra y mostrado ahora en México en la pantalla grande, como parte de la gira Ambulante.

Durante 104 minutos tenemos pases de primera fila para adentrarnos en el mundo de Blur, la icónica banda de Colchester, Essex que durante los noventas y principios de la década pasada maravilló a propios y extraños. Fundadores del movimiento denominado Britpop, la banda logró consolidarse como una propuesta distinta, dispuesta a redefinir el significado y papel de la música inglesa en el mundo.

El documental nos muestra el detrás de cámaras a profundidad, que corresponde a los meses posteriores de que se anunciara su reunión, donde somos partícipes de ensayos llenos de de nerviosismo y emoción, y una que otra fricción por aquello de los viejos tiempos. Esto después de hacerse público el muy anticipado concierto en Hyde Park el 3 de julio 2009 y casi de manera inmediata el segundo recital un día antes, luego de que todas las localidades se agotaran en apenas dos minutos, volcando todos los reflectores hacia una banda que aún estaba en el corazón de los londinenses. Esta reunión sería la primera con el guitarrista Graham Coxon después de que este abandonara a sus compañeros durante la grabación del último LP, Think Tank en 2002. Algo que se explica fue tomado como una especie de traición por el resto de la banda.

El enfoque de este trabajo audiovisual, nos permite hacer una retrospectiva de la turbulenta historia de estos ingleses: sus altibajos como agrupación (y a nivel personal también), su relación de amor-odio con los Estados Unidos, así como su aún legendaria “batalla” con Oasis por los primeros puestos de ventas y popularidad durante los noventas. Pero también nos adentramos en la relación a través de los años, de dos genios musicales que aún teniendo tan distintas personalidades y subsecuentes diferencias creativas, han trabajado como una mancuerna musical de proporciones extraordinarias, siendo polos completamente opuestos: Albarn y Coxon.

Quizás uno de los más grandes aciertos del documental, sea poder contar ambos lados de la historia sin dejar a nadie como el culpable absoluto de la partida de Coxon. Ambos argumentos hacen entender que en el fondo hasta las amistades más profundas pueden encontrarse con obstáculos que pueden parecer imposibles de afrontar, en un momento dado.

Al ir tejiendo la historia de dos compañeros inseparables desde muy pequeños, la película nos muestra por un lado, el lado frívolo de ambos (el vocalista preocupado por el éxito y su guitarrista queriéndose alejar de cualquier forma de lo comercial). Pero también los momentos en que han logrado conjuntar su talento en piezas que han alcanzado el estatus de culto, como Tender de su último álbum juntos y en el que Coxon tuvo total libertad libertad creativa bajo las seis cuerdas, ‘13’. Está última canción, es interpretada para cerrar su participación como headliners de Glastonbury 2009 (momento angular y lleno de emoción dentro de la película), ante un público rendido que corea cada ‘Oh my baby’ de Coxon como si fuera su último aliento.


‘No distance left to run’ hace alusión a una de las canciones del mismo álbum, en la que Albarn puso sus emociones al desnudo al transmitir el profundo dolor que sentía por la partida de su pareja sentimental, la ex Suede, Justine Frischmann. Coxon entonces menciona que fue en ese momento cuando se dio cuenta que Damon era un ser humano con sentimientos igual de profundos que los de el mismo. Aunque se agradece que se profundice en este tipo de aspectos, al saber que se trata de un documental supervisado y aprobado por la banda de principio a fin, se entiende que temas como el alcoholismo de Coxon y la experimentación con drogas como la heroína, por parte de Albarn, se toquen de forma bastante superficial.

Los otros dos miembros de Blur, Alex James (quien sintió la necesidad de explicarle a los fans lo ocurrido escribiendo sus memorias durante el descanso de la banda, en Bit of a Blur) y Dave Rowntree, se entregan con completa sinceridad ante las cámaras, durante sus intervenciones, mostrando las facetas más alegres de la banda, pero sin duda también los momentos de confusión y ambigüedad durante los años finales.

En ‘No Distance...’ somos partícipes del testimonio de cuatro músicos desenmascarando la historia de sus vidas. Con todos los altibajos emocionales y excesos que conllevan la vida de cualquiera que se aventura en el vertiginoso mundo del rock. Sin embargo sus testimonios logran dar cuenta de su inmensa felicidad al estar nuevamente juntos, ya que a sus cuarenta y tantos siguen teniendo la oportunidad de tocar al lado de sus mejores amigos.

Blur parece haber recorrido un gran trecho y este documental, con un enorme trabajo de fotografía y edición toca varias fibras sentimentales en su camino y se convierte en la mejor manera de mirar atrás pensando en lo que vendrá mañana, ya que la fraternidad dentro de la agrupación parece ser mayor que nunca.
“Todo venimos de familias con una hermana y sin hermanos, creo que todos nos volvimos nuestros hermanos postizos de alguna manera.” relata el baterista Rowntree durante una de sus intervenciones. Es en entonces cuando queda al descubierto la intención de la reunión: esto va quizás, más allá de los fans o el dinero, estos son cuatro amigos en busca de seguir pasándosela igual de bien que cuando estaban en sus veintes, o quizás por lo visto en este documental con ganas de pasársela aún mejor.

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