domingo, 11 de abril de 2021

WEEZER EN MÉXICO, 2005: LA HISTORIA DE MI CONCIERTO FAVORITO EN LA HISTORIA, NARRADA EN UN PRÓLOGO Y 4 SINGULARES ENTREGAS.



La cita de una entrevista al parecer sin contexto, que aprecian arriba una hecha unos años hecha por el periódico Mi leño, perdón Milenio, Mis ñeros. La cual me topé apenas hace unos meses, al tratar de conocer más sobre la banda chilanga 'Little Jesus' (que merece ser discutida a fondo después, lo prometo). La descubrí en una clavadas de obsesión periodística por su sonido, el cual admitió que sin lugar a dudas ha sido de los que más he disfrutado durante los últimos años y mas ahora en esos tiempos de soledad pandémica, que hoy sigue aún pareciendo interminable, pero  resulta efímera en la memoria a largo plazo, dicho sea de paso, ya no soy tan chavo como creo. 

Particularmente sin ahondar en el mame desgraciado de algo que requiere emoción y detalle, pues estos cabrones suenan sencillamente suenan a todo lo que siempre me ha gustado de las bandas de rock en cualquier idioma que me las tope pero sin dejar al mismo tiempo, de dejar que se note que siempre suenan a ellos mismos: siempre con originalidad y todo el tiempo tratando de arriesgarse a sorprender en con sus rolas, aunque sea con en un arreglo esporádico, un coro a dos voces, o un simple redoble de  batería discreto pero atinado. Con audacia al siempre atreverse a crear composiciones totalmente suyas, pero igualmente universales para cualquiera que lleve escuchando rocksito como yo, desde que era un vil chamaco (no es de a grátis su éxito, pero de ellos no va el mame esta vez). 

La respuesta que dieron a ese pregunta me encantó ("Concierto inolvidable,"), fue Fernando el lead guitar de los 'Pequeños Yisus',  pues sin titubear soltó la misma que hubiese dado yo y me inspiró a escribir esta historia al transportarme, sin querer, directamente a ese día otra vez: El concierto de Weezer en el Palacio de los Deportes, un 21 de Septiembre del año 2005. La primera vez que vino a México una de las bandas que más admiro y adoro en la vida, a tocar en vivo al fin. 

Quizás para Fernando, por las razones que el haya tenido, fue algo que atesora de manera singular pues en no dudo fue algo inspirador, que quizás años después lo ayudó un poquito de inspiración, al desarrollarse como gran músico convertirse en un talentoso miembro de una de las mejores bandas de rock chilangas de la actualidad para mí.

En esta la opinión de su humilde narrador de ocasión, para mí es en una anécdota entrañable que aunque no tenga otro mayor protagonista más que la música en vivo y su sentido en la vida para alguien que la extraña, es en los personal también una historia divertida y quizás hasta esperanzadora, que me late hoy mas que nunca volver a recordar y contar sin prisa. 

Sobre todo hoy en día, pues no cabe recordar que algo tan bonito que jamás creímos ver comprometido en nuestras vidas, la magia de la música en vivo juntos con las fotografías que se graban en el memoria por siempre al verlas y cantarlas y gozarlas junto a otras miles de personas (o quizás exageré), son algo que con añoranza y tristeza, les recuerdo que aún llevamos casi año y medio (desde Marzo de 2020 para ser precisos), sin poder volver a disfrutar otra vez Big Jesus (osea Diosito o algo), manda.

Así que pues sin más preámbulos, ya les dejo claro esto: Este es solo el prólogo de la historia de la experiencia mía y de tres personas más que quiero mucho y arrastre a ese concierto, de uno de los recitales de música en vivo más chidos a los que he ido en mi maldita.vida (y eso que he ido como a tres, así que se de que hablo chamacos): Primer concierto de Weezer en el Palacio de los Deportes, un 21 de septiembre de 2005.

Solo quiero que quede claro que para para entender un poquito más el contexto y significado de dicha ocasión es preciso primero remitirnos al año 2001, para despejar cualquier tipo de duda, sobre los hechos que sigan tras esto: Corría el primer año de secundaria para mí y descifrar de lanada "algo" que no sonaba a lo que estaba de moda fue revelador a madres. Una banda por demás rara a mi oídos y ojos, pero con un sonido y música placentero, una imagen rara pero familiar a la vez sin dejar de lado lo agradable. 

Fibras que rozaron en a mi sensibilidad artística de puberto, aterrizando en mi universo personal, con un gran producción de  video en el canal de cable MTV (se llamaba así por Music TV, chavos de hoy). Aquello no lo exagero: Pues hizo un boom explotando como bestia sin control, el poder armónico que claro estás desentonaba por completo con el estruendoso ruido distorsionado del riff de guitarra Flying-V, del lead singer aquella rola, que capturó mi atención por completo, como pocas en el vida (aunque hoy en día no este ni cerca de ser de mis favoritas,) 

Se trataba claro está de 'Hash Pipe' ,primer sencillo (y retorno, milagroso, según sabría algunos años después), del llamado 'Álbum  Verde'. Segundo disco homónimo de estudio y tercero en su carrera musical, de aquella banda del sur de californiana liderada por un escuálido tipo con aspecto más bien fresón (o fifí quizás diríamos hoy, yo y o ustedes, en al mágico argot de nuestros tiempos de ñiñez).Pero sobre todo en realidad con actitud de ñoño con jeta de nerd:  Lentes de pasta gruesos, ropa preppy y una vibra mucho más tímida, que retadora aún en ese entonces, ante los luchadores de sumo japoneses que peleaban a su alrededor en aquel icónico video musical. El nombre de esa y todas la canciones de Weezer sería mi introducción al compositor, guitarrista y genio incomprendido del arte pop   Rivers Cuomo. Yo no lo sabía aun pero estaba a punto de su futuro fan incondicional para toda la vida, apenas a los 15 años.

Yo se que esto no es nada especial seguro tiene alguna historia similar, pero me juzgues tampoco tan duro pues no tenía ni 15  años aún cumplidos, cuando mandaron a estudiar fuera del país, y esto vaya que pues no, no los presumo, se prefecto lo privilegiado que fui,) pero también lo triste que fue y como dije ya, muy poquito sabía yo aún. Pero bueno, sin más mama de paja (sin mal pensar, eh?) esa banda con dos guitarras eléctricas, un bajo y una batería, como millones más que hay y ha habido, estaba a tan solo un par de años de convertirse en la música que salvaría grandes partes de mi adolescencia, con letras que me vibraron a flor de piel en los días más espesos de aquellos traumas propios de la edad la punzada (como decía tu abuelita quizás), sólo que su música me salvó a miles de kilómetros de distancia, en un lugar muy lejano a donde los conocí por primera vez. En sitio extraño para un adolescente mexa tan engreído pero desconfiado, conocido simplemente como Bezirk Marzahn-Hellersdorf, en una ciudad llamada Berlín, Alemania.

Pero, bueno hasta aquí el pequeño (bien larguísimo  y de hueva, prólogo). Pues el resto lo contaré en CUATRO entregas más, para que nadie se me pierda y si se e note de verdad que lo que quiero platicar es más entretenido y esperanzador que otra cosa, y nace del corazón al ser algo que es simplemente me hacer bien de forma terapéutica, porque los conciertos (ver post anterior para mayor referencia) me importan tanto aún en estos tiempos, y sobre todo porque vale la pena hoy más que nunca, recordar como nos transportan a algunos de los mejores momentos de la vida, a veces sin darnos cuenta hasta que ya pasaron. Y por en particular para mí es esta historia, tan especial de contar.

PRÓXIMAMENTE....CAPITULO 1: "ACROSS THE SEA"

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